22 de febrero de 2007

A los pies de san Pedro

El 22 de febrero de cada año se celebra en la liturgia la llamada fiesta de la Cátedra de Pedro. La historia de la fiesta es muy larga y puede leerse en el excelente resumen del liturgista José Vives haciendo clic aquí.
En resumidas cuentas puede decirse que se conmemora el inicio de lo que con el tiempo sería el Pontificado y la larga serie de sucesores que han gobernado, con mayor o menor tino, los rumbos de la Iglesia católica.

Ese día dos gestos son significativos al interior de la Basílica vaticana: las innumerables velas El_relicario que adornan el famosísimo relicario brónceo de Bernini que contiene los restos de la primitiva silla (="cátedra") de Pedro y las preciosísimas joyas Las_joyasque adornan la estatua del apóstol cuyo pie todo peregrino besa como tradición al ingresar por primera vez a la iglesia.

Estas tradiciones ya las había leído alguna vez estando en el Seminario y ya me las habían contado acá en la Casa. Pero esta tarde nos pusimos de acuerdo Michel, Mazzeto y yo y nos fuimos a dar una vuelta con cámara en mano al Vaticano.

Lo que nunca imaginé fue que algún día estaría yo celebrando esta fiesta a los pies de san Pedro.

13 de febrero de 2007

Asís 2.0

Bueno... gracias a Dios, a san Francisco y a mi compañeros de la escuela, este lunes 12 de febrero pude regresar a Asís. No hace ni dos meses estaba allí con mis hermanos de comunidad. Esta vez la compañía me permitió sociabilizar un poquito más. Y, aunque estamos muy nerviosos por los resultados de los exámenes semestrales, creo que el hecho de compartir juntos este paseo sirvió para integrarnos un poco más. Es que a veces no lo hacemos por el ritmo frenético de la escuela.



Interior_de_la_Basilica_Superior

Fuimos Sergio, un laico chileno que se aventuró a estudiar acá con una beca que sólo le alcanza para no morir de inanición, Javier, padre español de la Arquidiócesis de Londres, Juan Carlos, un seminarista también español del mismo pueblo en que nació mi abuelo, y Esteban, un padre argentino también diocesano. Éramos cinco en total. La pasamos bien e hicimos algo que no habíamos hecho cuando fui la primera vez con mis hermanos: celebramos la Misa en la Basílica de San Francisco.

Ojalá estrechemos más los vínculos. Que san Francisco así lo permita.

10 de febrero de 2007

Bajo el cielo nacido tras la lluvia

Estos días ha llovido y ha hecho frio. Ni tanta lluvia ni tanto frio, pero sí lluvia y sí frio. Y aunque ya terminé mi primer semestre no he podido salir a pasear tanto como hubiera querido... así que en la Red he encontrado algunas cosas memorables. Por ejemplo este poema:

poeta_Jorge_Teiller

Bajo el cielo nacido tras la lluvia

Bajo el cielo nacido tras la lluvia
escucho un leve deslizarse de remos en el agua,
mientras pienso que la felicidad
no es sino un leve deslizarse de remos en el agua.
O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco,
esa luz que aparece y desaparece
en el oscuro oleaje de los años
lentos como una cena tras un entierro.

O la luz de una casa hallada tras la colina
cuando ya creíamos que no quedaba sino andar y andar.

O el espacio del silencio
entre mi voz y la voz de alguien
revelándome el verdadero nombre de las cosas
con sólo nombrarlas: "álamos", "tejados".
La distancia entre el tintineo del cencerro
en el cuello de la oveja al amanecer
y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta.
El espacio entre el grito del ave herida en el pantano,
y las alas plegadas de una mariposa
sobre la cumbre de la loma barrida por el viento.

Eso fue la felicidad:
dibujar en la escarcha figuras sin sentido
sabiendo que no durarían nada,
cortar una rama de pino
para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda,
atrapar una plumilla de cardo
para detener la huida de toda una estación.

Así era la felicidad:
breve como el sueño del aromo derribado,
o el baile de la solterona loca frente al espejo roto.

Pero no importa que los días felices sean breves
como el viaje de la estrella desprendida del cielo,
pues siempre podremos reunir sus recuerdos,
así como el niño castigado en el patio
encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos.
Pues siempre podremos estar en un día que no ayer ni mañana,
mirando el cielo nacido tras la lluvia
y escuchando a lo lejos
un leve deslizarse de remos en el agua.

Del chileno Jorge TEILLIER (1935-1996), en Para un pueblo fantasma.
Fuente: http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema1.php&pid=6369