Las catacumbas de santa Priscila
No estoy seguro si ya lo dije alguna vez, los jueves no tengo clases. Parece que esta era una antigua tradición en las escuelas eclesiásticas. Cuentan algunos padres que se descansaba el jueves y el domingo. El jueves se aprovechaba para ponerse al día con el material de estudio (siempre abundante) y las actividades comunitarias. El domingo, por su parte, era dedicado al Señor con una misa solemne y una tarde relajada de paseo comunitario en el que se podía caminar por la ciudad, eso sí, siempre de dos en dos, nunca sólos...
Lo de los paseos dominicales con la obligación de compañía no aplica ya pues cada quien puede salir a donde necesite, incluso solo, jeje.
Mientras que lo de no tener clases los jueves permanece como antigua reliquia sólo en mi escuela. En efecto, todas las demás escuelas, academias, institutos, universidades, ateneos o como se llamen tienen un largo fin de semana para aprovechar sea estudiando o descansando o paseando, según las necesidades de cada estudiante.
Así que mis compañeros y yo, un poco relajados gracias a que por fin va apareciendo un poco de misericordia en los profesores del Propedéutico, pudimos ir a conocer las catacumbas de Priscila (Priscilla, en italiano), al norte de la ciudad. Esta vez fui con Heitor (brasileño), Robert y Rebwar (iraquíes) y Oscar (español) quienes estudian conmigo el Propedéutico.
Es interesante conocer las catacumbas. Dicen que en Roma hay como sesenta, pero en la actualidad sólo están abiertas al público cinco. (Para saber qué es una catacumba, léase el artículo enciclopédico: "catacumba" en la Wikipedia).
En las catacumbas de Priscila se conservan en muy buen estado algunos frescos muy valiosos para conocer qué pensaban y que hacían las primeras comunidades cristianas. En Santa Priscilla entre sus pinturas está, por ejemplo, la imagen más antigua de la Virgen María que se conserve. Se trata de un fresco de una mujer con un niño en brazos y un profeta a la izquierda que señala con el dedo hacia una estrella a la cabeza de María. Otra de las imágenes famosa es la de la Fractio panis que representa a los fieles de las primeras comunidades cristianas reunidos para partir el pan eucarístico.
La malo fue que no se pueden tomar fotos adentro de las catacumbas. Pero al menos pude fotografiar el convento que se formó posteriormente en la parte superior de la misma. Y, claro, compré algunas postales.
A la salida pudimos conocer además un poquito de Villa Ada, hoy convertida en un gran parque recreativo.
Así fue mi visita a las catacumbas de santa Priscila.
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