25 de noviembre de 2006

Capilla Redemptoris Mater

Esta semana uno de los hermanos brasileños de la comunidad fue invitado por un padre jesuita italiano para visitar "una capilla en el Vaticano". Le dijo además que podía invitar a más personas para que le acompañaran y le pidió que le confirmara su presencia y el número de sus acompañantes para realizar los trámites de reserva correspondientes. El hermano nos pasó el aviso y ni tardos ni perezosos nos apuntamos para la visita guiada.

Es la historia de cómo tuvimos la gracia inmerecida de visitar el jueves de esta semana el Vaticano. Lo que nunca nos imaginamos es que el espectáculo que contemplaríamos no se limitaría sólo al hecho de visitar la Ciudad "dentro de sus muros", sino a que la susodicha capilla es ni más ni menos considerada como la "Capilla Sixtina del año 2000".

De lo que me acuerdo que nos dijeron y de lo que investigué en la red recojo lo siguiente: Se trata del oratorio de los Papas que se encuentra precisamente dentro del Palacio Apostólico del Vaticano. Se accede a ella a través de uno de los bellísimos pasillos que decoró Rafael. Antiguamente se le conocía como "Capilla Matilde", pero el Papa Juan Pablo II le cambió el nombre a "Redemptoris Mater" (en latín, que significa: "Madre del Redentor") en el curso del año 1987, cuando proclamó el famoso Año Mariano. Ya desde ese año la "rebautizada" capilla Redemptoris Mater se caracterizó, entre otras cosas, por "una presencia intensa del Oriente en Roma a través de diversas y significativas celebraciones litúrgicas en los diferentes ritos de las Iglesias orientales católicas" (cf. Departamento de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, Liturgie dell'Oriente cristiano a Roma nell'Anno Mariano 1987-1988, Libreria Editrice Vaticana, 1990). Juan Pablo II, de origen polaco, quiso "promover una visión de la Iglesia que respira en su teología, en su liturgia y en su espiritualidad con los dos pulmones del Oriente y del Occidente". En este punto es necesario recordar que la más grande, más dolorosa y más significativa de las divisiones al interior de la Iglesia fue precisamente la del año 1054, cuando toda la Iglesia griega se sintió excomulgada por un cardenal intolerante enviado desde Roma. A dicho acto se le conoció como "el gran cisma de Occidente".

El caso es que 9 años después, el Papa Wojtyla cumplió 50 de sacerdocio y, como es costumbre para quienes llegan a ese providencial aniversario, se organizaron algunas actividades conmemorativas. Entre las más destacadas se recuerda el famoso libro de memorias sacerdotales: Don y misterio del cuál tomé la frase que da título a este blog: "Aprender Roma". Bueno, al final del año de su jubileo sacerdotal, los cardenales, como recuerda el ceremoniero pontificio, entre los cuales algunos habían participado directamente en su elección, y de los cuales la mayoría habían sido nombrados por Él, "todos quisieron, con un regalo significativo, expresar su devoción y su estima al Sucesor de Pedro", así que organizaron una "vaquita" y le brindaron un generoso regalo de dinero para que con él hiciera lo que quisiera.

Así, "el 10 de noviembre de 1996, al concluir las manifestaciones jubilares, en presencia de muchísimos cardenales, el Papa dijo, dirigiéndose al Colegio Cardenalicio: «Agradezco de corazón la suma que habéis querido ofrecerme, a través del Cardenal Decano, como regalo vuestro en esta circunstancia. Creo que es oportuno al destinarla a una obra que permanezca en el Vaticano. Pensaría por eso en las obras de reestructuración y decoración de la Capilla Redemptoris Mater en el Palacio Apostólico». En las intenciones del Pontífice la Capilla debía tener también un particular significado y ser adornada de modo que fuera visible el encuentro entre Oriente y Occidente. El Papa formulaba este deseo: «Se convertirá en un signo de la unión de todas las Iglesias, a las que vosotros representáis, con la Sede de Pedro. Además revestirá un particular valor ecuménico y constituirá una presencia significativa de la tradición oriental en el Vaticano»".

Entonces comenzaron los trabajos. Se le encomendó al padre jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, artista, teólogo y director del Taller del Arte Espiritual, institución ligada al Instituto Pontificio Oriental. Él y sus artistas trabajaron durante 3 años para convertir las paredes y el techo de la capilla en una "superficie en mosaico de más de 600 metros cuadrados conformada por millones de piedras talladas una por una a mano. Los materiales hablan por sí solos: granito, travertino, mármoles de Macedonia, esmaltes, oro, oro blanco, nácar".


Asi_son_los_mosaicos_de_la_capilla_del_Vaticano_pero_esta_foto_es_de_otro_lugar

Al mismo tiempo ciertas adecuaciones arquitectónicas ayudaron al mejor desenvolvimiento del concepto litúrgico. La sede, el ambón y el altar, los tres hechos de bronce, se distribuyeron a lo largo de un pasillo que cruza toda la capilla, de suerte que fundieran su presencia con el mensaje de los mosaicos.

Ya para 1999 la capilla se convirtió "en un monumento artístico y litúrgico de nuestro tiempo, en un ambiente como el de los Palacios Vaticanos, donde resplandece la Capilla Sixtina, también completamente restaurada a lo largo de los últimos años... la más célebre de las Capillas del Palacio Apostólico", con la cual está emparentada. Ambas son magníficos ejemplos de cómo el arte puede convertirse en verdadera "Biblia de los pobres" (Biblia páuperum). "En la persona del Papa, que ha querido restaurarlas, las dos Capillas encuentran una evocación de reciprocidad y de profundización, de complementariedad y de original continuidad teológica y espiritual, como regalo al Pueblo de Dios para el cual quedan como monumento de piedad, crisol de belleza y profecía de unidad para las generaciones futuras".

Desde entonces en esta capilla se siguen teniendo acontecimientos importantes cada ano, por ejemplo, en ella el Papa y el clero de la Curia vaticana reciben los famosos ejercicios de Adviento y de Cuaresma. Hace unos días, de hecho, oraron allí juntos Benedicto XVI y el Arzobispo de Canterburry, máximo líder de la Iglesia Anglicana (otra de las Iglesias separadas).

Su Santidad Juan Pablo II, quien aparece retratado en los mosaicos con la Iglesia en una de sus manos, dedicó el altar y la capilla el 14 de noviembre de 1999. En su homilía afirmó: "Cristo planteó a sus discípulos esta pregunta crucial: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15). Al recorrer el mensaje que se desarrolla en los mosaicos de las paredes, se puede leer la respuesta que la Iglesia sigue dando también hoy a la pregunta de su Señor. Se trata de la misma respuesta que dio Pedro aquel día: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16)".

Para conocer más:

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya empece a leer tu bitacora, se me hace muy interesante lo que cuentas de la capilla sixtina del siglo XX, aunque me surgen preguntas

Çhªrl¥ ©® dijo...

Gracias "gárgola" por tus comentarios.
Dime, ¿qué preguntas te surgen?

Anastácio Soberbo dijo...

Hola, me encanta el blog.
Por favor, me puede dar un blog desde el Vaticano?
Un abrazo desde Portugal
português

Ludmila Hribar dijo...

Preciosas fotos. Puedo robarme alguna para mi blog en honor a Juan Pablo II ?
Estoy poniendo un enlace a tu blog en mi entrada de hoy. Un abrazo.