Hermano sol
Hoy fuimos, con la gracia de Dios, a la ciudad de Asís (Assisi, en italiano). Con la gracia de Dios porque no hay nieve. Pues estas vacaciones los hermanos del Colegio habíamos pensado pasar un día de descanso en alguna montaña nevada, pero como ha sido la temporada más cálida en Europa desde que se lleva registro no hay nieve cerca de Roma. Así que decidimos cambiar el destino del paseo y ni tardos ni perezosos viajamos a Asís, una pequeña ciudad al centro de Italia, hacia el Norte de Roma en la región de Umbría.
El tren salió de Termini a las 7:36 y el recorrido tardó casi dos horas. De la estación de Assisi es fácil caminar a la Basílica de Santa María de los Ángeles, el templo católico número siete entre los más grandes del mundo (126 metros de largo por 65 de ancho). Dentro alberga una pequeña capillita de cuatro metros por siete que se ve más chiquita todavía debido a las dimensiones del edificio que la rodea. Esa capillita se llama “la Porciúncula” y hoy es difícil imaginarse que en otros tiempos esa iglesita era lo único que existía en medio de los bosques de Asís. En ese diminuto santuario sucedieron cosas extraordinarias que revolucionarían desde dentro la Iglesia católica a partir del siglo XIII.
Como todo mundo sabe, Asís es famoso por ser la ciudad natal de san Francisco (de Asís, claro) en 1182, aunque la ciudad existía desde el siglo IX a. C. Hoy la parte medieval se conserva de manera preciosa en el monte Subasio, mientras la basílica que alberga la Porciúncula está en el valle, rodeada de construcciones más recientes. Bueno, pues san Francisco se llamaba Giovanni Francesco Bernardone y nació en un cuarto de la parte medieval, en el seno de una familia acaudalada. Tras una juventud muy mundana y despreocupada se encontró encarcelado durante un año debido a una guerra entre ciudades. Estando prisionero enfermó, y aprovechó el tiempo para reflexionar y cambiar su forma de vida.
Para manifestar su cambio en 1205 realizaba obras de caridad entre los leprosos y escuchó que el crucifijo de la iglesia de San Damián le pedía que reparara su casa en ruinas. Francisco interpretó primero esta petición de manera literal y comenzó la reconstrucción material de dicha iglesia. Como suele pasar, su conversión –pero sobre todo sus gastos–, enfureció a su padre, que le desheredó legalmente. Entonces Francisco renunció a sus lujosas ropas frente al Obispo a cambio de una humilde túnica y dedicó los tres años siguientes al cuidado de los leprosos y de los proscritos en los bosques.
Francisco rescató también de las ruinas una tercera iglesia, una capilla benedictina dedicada a la Asunción de santa María y pagaba la renta de la misma a los monjes con una canasta de peces. Ésta fue enonces la capilla de la Porciúncula.
Más tarde, el 24 de febrero de 1208, durante una misaen esa capilla, escuchó una llamada en su corazón diciéndole que saliera al mundo y, siguiendo el texto de Mateo 10, 5-14, « no poseyera nada pero hiciera el bien en todas partes ».
Cuando regresó a Asís empezó a predicar, y se convirtió en el fundador del movimiento de renovación de la espiritualidad cristiana del siglo XIII. Em 1208 reunió a sus primeros 12 discípulos, que se convertirían en los primeros hermanos de su orden, más tarde llamada la Primera Orden, y que le eligieron su superior.
En la porciúncula, las vísperas del Domingo de Ramos 1211 recibió a Clara, primera mujer que decidió seguirle; a través de ella se fundó la orden de las Damas Pobres (las clarisas, más tarde Segunda Orden franciscana).
En la Porciúncola se dice, esto puede ser parte de la leyenda, que Francisco pidió a Jesucristo y a la Virgen la gracia "para que a todos aquellos que, penitentes y confesados, viniesen a visitar esta Iglesia, les conceda amplio y generoso perdón, con una completa remisión de todas sus culpas". Escuchó el santo la respuesta: "Tu petición acojo". Así que los Papas han instituido, confirmado, extendido y modificado, la indulgencia plenaria a los peregrinos que entraran en ella, en las iglesias franciscanas y en las catedrales del mundo. Hoy hay que cumplir con las demás obligaciones penitenciales para obtenerla (confesarse y rezar). Al menos yo, no quise que esta ocasión pasara inadvertida y puse manos a la obra.
Pero la historia de Francisco sigue. Emprendió después camino hacia Tierra Santa, pero una tempestad le obligó a volver. A la comunidad de la Porciúncula llegaban las noticias de la obra de Dios.
Sin embargo, otras dificultades impidieron al santo que cumpliera gran parte de la labor misionera cuando llegó a España para evangelizar a los musulmanes.
En 1219 se encontraba en Egipto, donde ejerció su labor misionera pero no consiguió convertir al sultán.
Por fin pudo viajar a Tierra Santa, donde permaneció hasta el año 1220. Hasta él llegó la noticia del martirio que sufrieron cinco monjes franciscanos por evangelizar en Marruecos.
Pero cuando regresó a Asís, encontró oposición entre sus propios frailes y renunció como sus superior.
Esa oportunidad le permitió dedicarse los años siguientes a planear lo que sería la Tercera Orden franciscana, los terciarios.
En septiembre de 1224, tras cuarenta días de ayuno, mientras rezaba en el monte Alverno sintió un dolor mezclado con placer; en su cuerpo aparecieron las marcas de la crucifixión de Cristo, los estigmas.
En la Porciúncula pasó los años que le quedaban marcado por el sufrimiento físico y por una ceguera casi total.
El caso es que justo al salir de la oración en la Porciúncula se encuentra uno con que la historia de Francisco sigue unida a ella.
Dicen que sus padecimientos no hicieron disminuir su amor a Dios y a la Creación, como queda de manifiesto en su Cantico delle creature (« Cántico de las criaturas »), que se cree fue escrito en Asís en 1225, en el que el sol y el resto de la naturaleza son alabados como hermanos y hermanas, y en el célebre episodio en el que Francisco predica a los gorriones.
Hizo su tránsito al cielo el 3 de octubre de 1226 en un pequeño cuarto de enfermería junto a la Porciúncula.
Fue canonizado en 1228.
En esa fecha comenzó en la montaña la construcción de un monumento para albergar la tumba del gran santo la cual terminó siendo una tremenda basílica patriarcal (en realidad dos, una sobre la otra) finalizada en 1253. En su interior están los famosísimos frescos del Giotto y de otros artistas de su escuela que narran la vida, las obras y los milagros del santo en un estilo gótico muy característico.
La tumba de san Francisco está en la cripta de la basílica y se puede acceder a ella libremente, lo cual, claro, también hicimos.
Luego de comer y de caminar por hermosísimas calles que conservan todo su sabor medieval, visitamos la casa de la familia del santo, hoy convertida en capilla, donde se conserva todavía un hueco que servía de celda donde era encerrado por su padre cuando lo castigaba, así como el cuarto humilde (también convertido en capilla) donde nació.
Otro lugar emblemático que visitamos fue la basílica de santa Clara, construida entre 1257 y 1265. Santa Clara está enterrada en esa iglesia, también de estilo gótico. Pero lo más genial de ésta es que hoy en día se encuentra en una de sus capillas laterales el famosísimo Cristo de San Damián que habló a Francisco al inicio de su conversión, como ya se ha dicho.
En Asís en el siglo III había sido martirizado el Obispo san Rufino, por lo que hoy la catedral está dedicada a dicho santo, de estilo románico del siglo IX, célebre por su bella fachada.
En 1980 el papa Juan Pablo II proclamó a san Francisco patrón de los ecologistas, al menos de los ecologistas católicos.
En 1984 el mismo Papa celebró en la amplia explanada que se extiende frente a la basílica patriarcal un encuentro interreligioso por la paz, por la que tanto oró san Francisco.
El 26 de septiembre de 1997 asoló la ciudad un terremoto con un saldo de 10 muertos y gravísimos daños en numerosos edificios emblemáticos de la ciudad; más tarde el 3 de octubre del mismo año tuvo lugar un nuevo temblor, con más destrozos en todos sus monumentos.
En 2000, la basílica patriarcal de san Francisco fue declarada Patrimonio cultural de la Humanidad.
Para finalizar nuestra jornada nos despidió, con una maravillosa puesta, el hermano sol.
Para ver más fotos de Asís visita: Mi album de fotos de Asís en http://family.webshots.com/album/556899786gvoZSa
Fuentes: «Asís», en Microsoft Encarta 2006; «Asís» en Wikipedia.
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